martes, 10 de abril de 2012

De vuelta!

De vuelta, de unos días de paz, descanso y muchos mimos...

Ese slogan tan famoso que reza "somos lo que comemos" pues algo de cierto tiene, pero prefiero agregar "somos los que comemos, lo que vemos, lo que vivimos, y of course, lo que sentimos". Así estoy yo este martes post-pascua; resacosa de buena vida, buen llantar y rebosante de sensaciones, sentimientos varios y un cúmulo de estímulos visuales que he ido almacenando en mi azotea, pero que ya empiezan a brotar por mis dedos creando nuevas texturas y formas.

A qué se debe tanta alegría y tanto alboroto? más bién a quién se lo debo, primero a mi marido que me consiente demasiado (pobre de él, si no lo hace!) y segundo a una pareja muy especial que he conocido estos días.

Alex y Raquel, unos barceloneses, que un día encontraron una casa en ruinas en Vallverd de Queralt y decidieron (para el bien de todos nosotros) montar una casa rural. Así no impresiona mucho, verdad?!

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Imagínate llegar a un valle donde el teléfono deja de sonar, bajar por unas escaleritas que no caben los pies hasta calle Major, buscar con la mirada una puerta de madera que anuncia casa de huéspedes. Te aconsejo que toques el timbre y que aguardes a que una niña rubia con cara de ángel travieso te abra la puerta y te invite a entrar al mundo de Fonda Casa Miret.



Tiene spa, no! gimnasio, no! ascensor, no! cocina de puturrúdefuà, no!... entonces?!!
entonces tiene lo más importante y lo que carecen la mayoría de hoteles y restaurantes que solemos visitar: derroche de calidad humana, buen trato y un gusto exquisito para decorar 4 paredes de piedra sin perder la pátina del tiempo.




Y qué más?!
Entonces debes de pisar sus alfombras, respirar el cálido ambiente, subir por una escalera de lucecitas, abrir tu habitación en el Norte, Sur, Este u Oeste y perderte entre sus muros de piedra y silencio celestial. Unos rayos no menos divinos atraviesan la ventana, provienen del campo e iluminan una cómoda cama y un vivido armario.



Insuficiente?!
Abandona tus repletas maletas y dirígete al comedor, cierra los ojos y abre la boca a un mundo, de sabrosos embutidos, vinos terrosos y mermeladas caseras. Ahora ábrelos y mira a tu alrededor, en aquella mesa repleta de gente desconocida y conversaciones compartidas, todos trabajando, frotando tomates con el pan, haciendo peripecias con el cuchillo y el tenedor, y rebañando platos. Deja que flote tu mirada por la estancia hasta posarse en aquella bonita lámpara del pasado, seguro que Raquel te cuenta su historia! y luego evádete observando aquellas ventanas que se tiñen de un tinto atardecer. 



Más?!!
Descubre otros mundos con las rutas y consejos que Alex y Raquel garabatean en tus mapas. Visita el Celler Foraster y cata uno de los mejores y más premiados vinos de la zona. Adquiere un untuoso aceite en alguna cooperativa agrícola que encontrarás por el camino. Sumérgete en un mundo de princesas, libros, rosas y un dragón a los pies de Sant Jordi.



Y después de todo esto...
vuelve a la rutina, flotando y queriendo regresar a ese mágico lugar que has descubierto. Soy Alicia en el país de las maravillas, cuando despierta de su siesta y busca al conejo blanco.

Definitivamente, hay que volver a Fonda Casa Miret!

http://www.toprural.com/Casa-rural-habitaciones/Casa-Miret_39317_f.html






2 comentarios:

  1. Gracias, gracias y solo puedo decir gracias de nuevo. Me ha encantado cómo has descrito vuestra estancia en nuestra casa y me alegro de que hayamos conseguido despertar todas esas buenas sensaciones. Besos y hasta pronto!

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  2. Y nosotros sólo podemos decir que... hay que volver a Fonda Casa Miret! jajjajajajaaa... hasta pronto!

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